EL REGRESO DE UN ROMANTICO…

LA ETERNA LUCHA DE LUCHO…

Nunca nadie explicó en que consistía el peso de la sentencia. Nunca supimos si cantó para los militares con Pinochet en primera fila. Nunca se le escuchó hablar mal de Fidel Castro. No aparece en la lista de los que ultrajaron a Salvador Allende o la “Canción de Gesta” de Neruda. Simplemente estaba prohibido. Varias generaciones lo desconocen, nunca lo escucharon en la radio.

 La lista estaba en medio de un tarjetero lleno de churre. Tablillas semejantes a las que usan los médicos para mirarnos las placas de la garganta dividían las naciones. Se ubicaban los nacionales en orden alfabético, los extranjeros en orden de aparición y simpatía. Durante décadas encabezaban el orden los hermanos países socialistas, los mismos que de súbito se dieron de baja sin haber logrado jamás colocar un hit espontáneo en la preferencia criolla. En la lista que estaba en medio del tarjetero lleno de churre aparecía su nombre casi en mayúscula, junto a lo más selecto de la inmundicia musical, “los prohibidos”, los que un día hablaron mierda o soñaron despiertos, o los lacónicos, los que nunca dijeron nada, pero se fueron con su música a otra parte. Era una extraña lista, había lozanos y cadáveres, había nacionales y otros de “la arena internacional”, como gustaba decir el locutor primer nivel que los mediocres ya habían evaluado para dejarlo por los siglos de los siglos en el aire. Nadie sabe como ni porque, pero Lucho Gatica estaba prohibido y de eso no se habla.

Por esas cosas de que hay razones que a la razón no convencen apareció de súbito un melómano irreverente. No podía perdonarse la posibilidad de burlar el cerco y no hacerlo, por aquello de que valía la pena ser sancionado cuando al menos lo intentabas por algo definitorio. El melómano tenia muchas cosas en contra del expediente del prohibido. Su abuela, reyna y señora de sus días, tenía apenas canciones definitorias en el hit parade de su vida y “ Historia de un amor” era una de ellas”, así que se imponía resolver el entuerto usando argucias , como la de presentarlo como si fuera un desconocido. Lucho Gatica, estaba en la lista en medio del tarjetero lleno de churre, pero Luis Enrique Silva, no. Como en casa del ciego el tuerto siempre ha sido rey, Lucho abandonó obligado por la vida su nombre artístico para regresar al de pila y sonar en la radio.

 Luis Enrique había nacido en 1928 y hoy aunque muchos lo hacían fallecido o fuera de foco y escenario, regresa como muerto de la risa para presentarnos su Nuevo disco a los 84 años. Una suerte de recopilatorio en el que anuncia a Nelly Furtado, Pepe Aguilar y Michel Bublé como expedicionarios. Fue Chileno de nacimiento aunque asentado en México por razones de carrera artística.

Lucho, a decir de los entendidos que elaboraron el tarjetero, había manifestado algunos malos hábitos de joven. Era un encantador de mujeres por excelencia. No era galán, ni alto, ni de ojazos cinematográficos, pero eso si, con una voz encantadora y un cantar suave y meloso. En algunas de sus canciones burlaba algunos capítulos del Código de Familia, recordaba algunos rezagos burgueses y se mostraba orgulloso en el ambiente de las viejas victrolas. No era modelo a seguir por las nuevas generaciones. No era bien visto por conservar de por vida algunas amistades que poco le aportaron en su ascenso personal. Fue siempre muy amigo de una tal Olga Guillot y grabó más de un tema con una orquesta “de mala muerte” llamada la Sonora Matancera.

 Como será ahora que expiró la condena? Inmensa lucha la de Lucho, quien seguro no tiene conciencia de su lucha y su permanencia en lugares donde fue querido sin vender jamás un disco. Ha vencido al tiempo. Conserva su voz. Tiene Nuevo disco, y su público de antes ya no esta para escucharlo, ese es el riesgo de vivir tanto: se te mueren los amigos, se te acaba el público; esa es la suerte de vivir tanto: aparecen nuevas oportunidades, se conquistan otros espacios. Ya no hay pretextos, cantará Lucho porque ninguna lista podrá evitarlo.