EL BENEFICIO DE LA CRONICA TARDIA.
(James Cameron Vs Alfonso Cuarón)
Desde que estrenara Titanic en 1997, James Cameron le ha abierto los ojos al mundo. Le aparecieron dos nuevas enfermedades disfrutables y letales: Leonardo Di Caprio, devenido actor notable, y Celine Dion (casualmente canadiense como el director) haciendo hundir un barco con la perfección de su voz.
Su siguiente estocada fue AVATAR, creación para la que se tomó su tiempo, el penúltimo gran clásico de la ciencia ficción, una película que no fue perfecta (nada lo es) pero que se sostuvo sobre los cánones que espera la taquilla y que no le faltan al afamado director: una historia de amor almirabada hasta decir basta, y que al mismo tiempo clasifica, como el más espectacular testimonio que el cine de Cameron ha supuesto para beneficio del séptimo arte y sus seguidores.
Podría parecer esta la crónica tardía de un gran fenómeno de público que ya no es novedad y se ubica más bien en el ambiente de las cinematecas. Pero el tema está en que hoy AVATAR no puede ser vista con los mismos ojos después de haber disfrutado y sufrido con GRAVITY.
La Historia del Cine no es igual después de estas dos películas. Si bien AVATAR es un espectáculo absoluto, capaz de desencajar la mandíbula en más de una ocasión, GRAVITY es el deslumbramiento interior de lo personal en aras de luchar únicamente por la vida. Es una historia de azar y dudas, no prima la angustia colectiva, es la agonía de lo personal, nada puede ser compartido, no hay desenfreno para más de uno, nunca antes algo fue tan de vida o muerte.
Es obvio que GRAVITY incluso superará a AVATAR en la contienda de las taquillas. De seguro tendrá mucha más suerte en la entrega de los Oscars, hoy todos lo vaticinan. En lo general Alfonso Cuarón no impone ninguna marca que James Cameron no haya bordeado. En lo particular es la humanidad de GRAVITY la cualidad que la potencia como vencedora. ¡Qué maravilla la de poder compararlas hoy que ha pasado cierto tiempo!. Antes de GRAVITY era imposible, nada ni nadie podía ni siquiera rozar tanta grandeza y elocuencia, que en este caso por ser cine no es exactamente grandilocuencia, es más bien conmoción.
Cosas del destino creativo. Desde la humildad de un genio mexicano se anuncia su mayor proeza. Para Alfonso Cuarón el cine se llama James Camerón, aunque quizás los biógrafos pasados los años tengan que dedicarle más espacio al Mexicano que el Canadiense, porque el chilango tiene ante sí una vida entera por filmar.
Después de semejante crónica no queda más que irla a ver. Te diré que Avatar es la única película por la que he pagado DOS veces para ir a verla. Sin lugar a dudas es una película hecha para IMAX 3D, en televisión no tiene ni el 80% de su encanto porque ella es, más que cualquier otra cosa, un espectáculo visual. Con razón cuando llegue a Cuba toda maravillada y le comenté a los amigos me llamo la atención que a ninguno les había parecido tan fabulosa. Tres meses después la vi en tv y comprendí. En estos días me voy a ver Gravity porque ese festín no me lo pierdo yo. Por cierto, no se sí será verdad pero escuche en una entrevista a Celine Dion que la canción que escuchamos fue el demo que se grabó, nunca se hizo una grabación “oficial” para la película.