POR SIEMPRE VINAGRITO…ADIOS A TERESITA…

Hace dos décadas la poetisa e investigadora Ada Elba Pérez, uno de los genios poéticos de la música infantil de habla hispana, se obsesionó con la trascendencia y la notoriedad de Teresita Fernández, quien ya daba señales de un gran deterioro que la llevaría inevitablemente a repasar sus últimas lecciones. Teresita tenía desde entonces muchas angustias y dolencias acumuladas y no había constancia alguna de su vida más allá de sus grandes canciones. Por eso la sensible poetisa se dio a la tarea de biografiar a la gran autora de canciones para niños del siglo XX en Cuba, sin sospechar que la biografiada le sobreviviría por más de 20 años. Esta mañana la noticia de la muerte de Teresita Fernández en La Habana me devuelve inevitablemente este recuerdo.

Teresita nunca se sintió artista por su propio peso. Ella misma se definió como una Maestra que Canta, legando una humilde y profunda significación a este vocablo mágico y escaso. Para la Santaclareña afinar guitarras, sacar canciones, mascar tabacos, releer poemas, darle sol a los ponchos y preocuparse por sus gatos fue fe de vida.
Sin proponérselo Teresita fue la responsable de que Gabriela Mistral anidara en el corazón de todos los niños cubanos con la musicalización de “Dame la Mano”. Sin tomar conciencia hizo que durante décadas todos los gatos pugnaran por llamarse “ Vinagrito”, en lo que “Lo Feo” ganaba la apuesta por ser la canción más bella que se recuerde.
Profundamente Martiana, a sus 83, Teresita se despide sin ser biografiada. Quizás no por descuido, si no más bien porque sus andanzas no caben en una biografía, debido a que notables son los incumplimientos con su obra. Deja prácticamente inédita su creación para adultos y otras muchas obras para niños que nunca fueron grabadas. Y deja además la mayor de las responsabilidades: la administración de su legado, la trascendencia de sus apasionados y sencillos versos, el amor por la naturaleza, el respeto por la diferencia y el deseo eterno de que en cada adulto se despierte siempre el niño que llevamos por dentro. Como maestra siempre supo que el único modo posible de vivir en un mundo justo es Educando bien a los niños para no tener que castigar a los adultos.