AGRADECIDO COMO UN PERRO…

AGRADECIDO COMO UN PERRO...

Podría ser un perro pero es un pavo. Carga con la responsabilidad de dar las gracias. Tiene plumas y con ellas la enorme ventaja de tener cubierto todo su cuerpo, incluso las partes pudentas o vergonzosas. No tiene rostro que llora, es inocente. No se ve crispado de dolor. No lo tiene. No sabe nada acerca de la historia del hombre, que atado a un tronco de árbol con su pelo ensortijado, fue clavado a un madero para que su cuerpo no deslizara más que sufrimiento, agonía, dolor.
Su rostro lacrimoso con manos desfallecidas es inocente, víctima de la inercia del almanaque, que fijó fecha sin que nadie le consultase. Es un pavo. Convoca bendiciones porque es un acto redentor el de dar las gracias.
Siempre hay cientos de motivos por los que agradecer y ser agradecidos. La salida del sol cada día anuncia la llegada de las nuevas gracias que la vida nos da en cada jornada; o quizás la definición más exacta repose en el poema tan personal que nos define. Lo dejó escrito Rafael Alcides:

“ Toda mi vida ha sido un desastre
del que no me arrepiento.
La falta de niñez me hizo hombre
Y el amor me sostiene.
(….)
Y así de lo que no tuve
Nace este que soy:
Bien poca cosa, es verdad,
Pero enorme, agradecido como un perro”.

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