SE APAGA LA VOZ FRANCA DE FRANCO…

FranciscoCarbonSE APAGA LA VOZ FRANCA FRANCO…
No contaré aquí los datos de una biografía que casi seguro nadie ha escrito en detalles. Tampoco perderé el tiempo enunciando la lista de medallas y condecoraciones que de seguro le han acompañado durante años. El mayor premio de Franco Carbón se lo dió la vida desde el momento mismo de su nacimiento: su humildad. El hijo de Banes nunca miró por encima a nadie ni ahorró tonos para ponderar la grandeza ajena. Destacando la obra de los demás construyó la suya, enorme y sublime paradoja.

A Franco Carbón, le cabe el mérito de ser una voz involvidable, de esas que no se olvidan nunca. Una voz que retumba en el oído por su intensidad y su dulzura, una voz que se extraña pero que la memoria devuelve como ejercicio de auxilio, y créanme, pocas voces tienen esa suerte.

Franco Carbón estuvo al servicio de la familiaridad y la alegría. Marcó un estilo único y se probó así mismo, convirtiendo una discapacidad visual en un mérito profesional. Franco Carbón no leía como locutor simple lo que otro desgranaba en cuartillas. Franco hacía una especíe de traducción simultánea de los momentos y los tiempos que la radio en vivo le permitia. Franco perfumaba el éter en la dirección que su corazón le fue dictando.

Nada de esto se dirá en las notas edulcoradas por el diario cumplimiento del deber. El deber que se elogia cuando el cuerpo está sin vida y que no se premia cuando el cuerpo más lo necesita. Hipocresías humanas. Mudanzas de la ira. Visitaciones de los tiempos. Ingratitudes modernas. Pero eso sí, ni los hipócritas, ni los mudados, y ni siquiera los ingratos, tienen hoy nada que decir que empañe la trayectoria de Franco, quien siempre tuvo tiempo hasta para las voces más insignificantes, como las de un corresponsal de provincia, que pretendía de vez en vez cronicar en el apretado tiempo que solo es dado para ponderar una noticia. “Crónica es disfrute, y el disfrute no puede atropellarse. Pon primero las noticias y ya un día te pedirán crónicas con las que puedas extasiarte. Crónicas llenas de poesía, y la poesía, la poesía no puede atropellarse”.

Ha muerto Franco Carbón y con él una tradición genuina. Aunque manido, nunca antes mejor dicho. El adorable hijo de banes, deja un vacío irremplazable. Franco Carbón milita en la lista de los irrepetibles. Dios le recibe con un par de audífonos en su estuche. Ya nunca más necesitará micrófonos. Su voz se nos ha convertido en eterna.

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