JUANITO, CELIA Y ZALDIVAR: ANGELES INOCENTES…

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Corro el riesgo de describir una insignificancia pero lo asumo. Es responsabilidad del intelectual justo dejar constancia de todo cuando suceda y pueda ser trascendente o cotidiano con el paso del tiempo. Hoy 5 de enero, vísperas de los Reyes Magos, en Miami el éter tuvo una bendición inédita, con la presencia  de la música de Juan Formell y Celia Cruz en una misma emisora de radio.

Sucedió en el debut de FIESTA LATINA un Nuevo show de Mia 1450AM con la animación de Rolando Zaldivar. Puede parecer una anécdota intrascendente, pero el nunca había sucedido antes en ninguna de las dos orillas.

Celia Cruz no es difundida por las emisoras de alcance local e internacional que transmiten desde Cuba desde el momento en el que la Guarachera del Mundo manifestó una postura contraria a los ideales emanados de la Revolución Cubana.

Juan Formell es un perfecto desconocido en los Estados Unidos,  pues su música no tiene ningún alcance ni siquiera en las emisoras de la Florida, las cuales están divididas en cuatro grupos fundamentales en el universo latino – (las emisoras de Univisión Radio y SBS Radio que sólo difunden la música de los artistas de sus respectivos sellos y convenios disqueros, las emisoras de corte religioso destinadas a la alabanza, la oración y la plegaria, y las sobrevivientes emisoras de AM destinadas a una programación mayoritariamente coloquial y de perfil contrario a casi todo lo cubano residente en la isla).

De este modo es fácil de entender que un creador como Juan Formell, patrimonio exclusivo de la disquera cubana EGREM,  no se difunda en ningún circuito radial de los Estados Unidos, un mercado donde por demás no es la calidad el medidor para la difusión de las propuestas musicales aunque muchas propuestas de calidad logren notoriedad y alcance.

Por eso cuando este 5 de enero, víspera de día de Reyes, Juan y Celia entonaron desde el más allá sus creaciones en la misma frecuencia radial desde Miami, se sucedió de modo espontáneo un acontecimiento sin precedentes, que en primer lugar debió alegrar mucho a los geniales artistas donde quiera que se encuentren.

Muy por encima de las ideologías y las políticas establecidas, casi todas maltrechas y deterioradas, Juan y Celia quienes se admiraron mutuamente,  estarán hoy muertos de la risa,  abanicándose en la misma nube; donde otros,  muchos integrantes de la constelación de estrellas celestiales de Cuba reconocen sus individualidades sin preguntarles a qué partido político pertenecen ni a cuál de las dos orillas representan.

Puede parecer intrascendente, pero deseo dejar constancia, y agregar a los pedidos de Melchor, Gaspar y Baltazar, uno que nos sigue haciendo mucha falta en días de oprobio y bobería: tolerancia, queremos tolerancia, para que los enemigos enfundados, esos que nunca en realidad lo fueron,  se sigan besando tras las columnas,  a la espera de un nuevo amanecer en que todos nos besemos en la misma plaza.

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